A mi estimado amigo Victor, que todas las mañanas nos alegra el dia con un saludo cordial y nos muestra sus valiosos montajes de artificiales para la pesca deportiva de la trucha.
Amigo Victor, en la pesca no siempre las cosas salen como uno quiere que salgan, aveces se tuercen y esa confirmación la tuve aller jueves. La recomendación que me hiciste de pescar el brazo de rio por debajo de la tablada, no fué posible, nada más llegar y aparcar el coche a la altura del puente de Gradefes, pronto me percaté por el rabillo del ojo, como que la cosa no fuera con migo, que ya había dos pescadores bendiciendo la tablada que tenia pensado pescar, me acerqué a ellos y les pregunté que que tal se estaba pescando, uno de ellos me contestó que mal, cosa que no me estraño mucho a la vista de las rafagas de viento que de vez en cuando se levantaba y que llenaba la superficie del agua de ojas caidas de los árboles, pensé entonces que pescaria el brazo de rio que tu me habias comentado, al rato el mismo pescador me comentó que ya había otros dos pescadores en esos brazos, asi que estuve un rato desorientado pensando que la culpa de todos los males la tenia el café con orujo que había tomado en el Restaurante Anoma en Villahibiera, y es que aunque los dias se van acortando paulatinamente en cuanto a las horas de luz solar, los pescadores deportivos aumentan en sus salidas, como queriendo despedirse de su afición favorita antes de que comience los rigores otoñales, tiempo frio, inestable y desapacible.
Pero amigo Victor a veces no cuenta tanto las capturas como caminar y respirar aire puro que como tú bien sabes por aquí nos sobra y tambien hablar con pescadores de aficiones parejas a las nuestras, si además añadimos a esto unos rios marabillosos y unas truchas desconfiadas y esquivas, miel sobre hojuelas.
Al final despues de sacar unas fotos, tuve la feliz idea de pescar lo poco que quedaba libre del tramo, osea las dos corrientes que salen del puente, divididas por un pequeño soto y que delimita el tramo libre del coto de Gradefes. En un santiamén saqué seis o siete truchas como la de las fotografias y otra que por mi culpa, por clavar demasiado rapido, me llevó la mosca, quizás porque me sorprendió donde estaba con un palmo de agua arrimada al mismo pilar del puente un buen ejemplar.
Al final amigo Victor, el dia no resultó tan torcido, creo que en cada jornada siempre se aprende algo nuevo, por ello hemos de considerar la pesca deportiva como un cursillo de aprendizaje que durará tanto tiempo como la practiquemos y que la sola captura de una trucha justifica todos los tropezones y sudores que a nuestros años podamos llevar.
Espero no haberte aburrido demasiado y a ver si coincidimos alguna vez por estos rios y nos pegamos la paliza mutuamente, sin más un cordial saludo y un fuerte abrazo de tu amigo, un pescador deportivo.
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