viernes, 7 de septiembre de 2018

¡ A POR LAS GRANDES... CON ALGUNOS CONSEJOS !

A ti, amigo pescador, dedico estos ligeros apuntes, hijos de mi afición a la pesca, y de la observación de ese incomparable egercicio que me domina desde muy joven.
Al Esla, mí río predilecto, del que tanto he disfrutado y tantos recuerdos dejó en mi juventud. En el queda la mitad de mi alma y los mejores momentos de mí vida.

Al ir abandonando paulatinamente con la carga de los años, lo que ha constituido el ideal de mi vida, me queda el consuelo de saber que no han sido inútiles mis esfuerzos empleados en observar y conocer este maravilloso río, que para mí fué y en menor medida sigue siendo, un río de primer orden para la práctica de la pesca de la trucha con mosca, y que tantos pescadores notables han tenido el placer de conocer la belleza de sus tablas y raseras, su fauna y su flora ribereña... y sobre todo, sus truchas.
Precisamente ahora, cuando en otros tiempos estaría pescando, me pongo a escribir sobre pesca. No me propongo hacer un estudio serio porque no soy especialista en la materia, solo trazar algunos apuntes para los iniciados, fruto de la observación y la práctica de tantos años pescando estos escenarios de aguas profundas donde las truchas grandes tienen su particular edén.

Tucha del Esla. Hasta las grandes se confunden.

Río Esla. En un lugar de cuyo nombre prefiero no acordarme. Ante mí, una enorme y profunda tabla de aguas lentas. En la margen derecha, a unos quince o vente metros, justo bajo las ramas de una salguera, observo las sutiles cebadas de una trucha, son cebadas rítmicas, incesantes, casi imperceptibles, con esas burbujas que nos indican la presencia de un pez serio.

Las pulsaciones aumentan, da igual los años que lleve pescando, estas situaciones me siguen poniendo nervioso. Trato de mejorar mi posición, pero el agua me lame los primeros bolsillos del chaleco, me mojo el codo derecho, noto un pequeño escalofrío que recorre mi cuerpo, el agua está fría, aunque no me importa, ya estoy acostumbrado a pescar en estas situaciones, con el agua al límite del vadeador.

Algunos me dicen que debería pescar en otros sitios menos peligrosos, que algún día me va a pasar algo, pero yo no les hago caso, se muy bien que las truchas grandes les gusta el agua abundante, que se sienten más confiadas, aveces descuidando parte de sus instintos de protección, aunque casi siempre están en posturas difíciles, poniendo a prueba nuestra capacidad y habilidad como pescadores con mosca. Sin embargo, son estas truchas las que me gusta pescar, porque son las que me han hecho evolucionar como pescador y tal vez como persona.
 
Tablada del Esla, protagonista de la historia. 

... La trucha no para de cebarse. Lanzo una pequeña emergente, la mosca se ha posado bien, donde yo quería, un metro por delante de las cebadas.
No veo bien la deriva de la pequeña emergente, el día está algo nublado y la visibilidad en la sombra agrava la situación. Me hubiera gustado presentarla una mosca más grande, con el collar de flotación más claro, pero seguramente me la rechazaría, eso me dice la experiencia y no quiero desperdiciar el primer lance.

La pequeña emergente se aproxima a los diminutos aros producidos por las reiteradas cebas, contengo la respiración... nada. Vuelvo a lanzar, esta vez algo más arriba, también posa bien, suave como una pluma, quizás algo escorada a la izquierda de su carril de alimentación... nada de nuevo. Repito la operación varias veces más, y nada de nada, ni cebada ni movimiento alguno en los siguientes quince minutos, sólo las hojas de los chopos ponen algo de música con su rumor, queriendo hacer la tarea que no hace el agua en esta tablada de aguas mansas y mudas. Me huelo lo peor, ¡la he cagado, lo sé! Abandono. ¿Que pasó?

La pesca con mosca de lo que se trata es de engañar a los peces haciéndoles creer que la mosca que les presentamos es real. Y para hacer eso debes saber como piensan los peces.
Pescar truchas grandes y difíciles en estos escenarios, requiere además de saber como piensan, tener experiencia, tener bien amaestrada la vista, poseer unas buenas condiciones físicas y aún morales, sin las cuales no es posible ni tan siquiera intentar capturar alguno de estos ejemplares.

Río Esla en verano. 

Algunos consejos básicos para los que comienzan o llevan poco tiempo pescando estos escenarios.
1. Localizar al pez : lo mejor para localizar los peces grandes es conocer el tramo, saber donde están, tener buena vista y algo de paciencia. Dicho esto, si pescas al agua puede que captures más truchas, pero será difícil que te suba una realmente buena, las truchas grandes suelen hacer pocos aspavientos, están generalmente en posturas complicadas, rozando el límite, poniendo a prueba las aptitudes del pescador, no han llegado a ser grandes por casualidad.

Busca sus tenues cebadas bajo la vejetación de las orillas, o mejor, intenta ver a la propia trucha. Entrena bien la vista y utiliza las mejores polarizadas que te puedas permitir, será una buena inversión y notarás una gran diferencia en ojear y encontrar peces.

2. La aproximación : El fracaso del pescador muchas veces se atribuye a las moscas mal elegidas o mal utilizadas, a la técnica inadecuada, al tiempo o al agua que está muy fría, aveces también a la mala suerte, sin embargo la razón suele ser una mala aproximación al pez que se asusta y huye antes de que se le puede tentar.

2a. Aproxímate a la trucha con sigilo, aprovechando cualquier obtáculo para no ser visto, sin ruido, sin provocar ondas en la superficie del agua, sin proyectar tu sombra sobre la postura donde se encuentra la trucha. Las sombras son quizás el indicador más obvio para ahuyentar a los peces y muy especialmente a las truchas, con águilas, garzas y un número incalculable de otros depredadores, incluidos los humanos que al mínimo descuido se ciernen sobre ellas.

Las truchas están instintivamente concienciadas para dejar de alimentarse cuando ven una sombra y refugiarse. Lo mismo sucede con los reflejos producidos por los aparejos y utensilios del pescador, son también otra de las causas de huida de las truchas. Aproxímate con la caña baja, que no vea ni el fugaz resplandor de tu caña o carrete.

Rio Esla, remanso ideal para albergar grandes truchas. 

3. La situación : una vez que has llegado al sitio deseado, evita la tentación de lanzar a la primera. A uno lo quiera o no, le encanta lanzar la mosca, sentirse el protagonista principal de una obra maestra, aunque a veces acabe en un fracaso.

3a. Mira primero a tu alrededor por si tienes algún obtáculo que te impida hacer un lance normal, estudia como y donde posará la mosca, evita el posible dragado, no lances a través del río si no es necesario, lanza desde detrás de la trucha y un poco lateral a su posición, ligeramente en diagonal aguas arriba.

3b. Si observas las cebadas delante de un obtáculo grande que te impide lanzar la mosca, o al final de un pozo donde no puedes llegar con ella, sitúate aguas arriba y lateral a la posición de la trucha, teniendo en cuenta la distancia de seguridad mínima para no ser detectado. Lanza la mosca aguas abajo, también ligeramente en diagonal, saca línea si es necesario y deja la mosca que derive hasta la boca de la trucha.

3c. Observa detenidamente la situación, si sigue cebándose, no te ha visto, calma, no se irá. Ya sabes, si produce burbujas las cebadas, seguramente coma arriba, si la ves la cola, osea la aleta caudal o la dorsal, ponte en lo peor, está comiendo emergentes. Este dato se pone aún más de manifiesto, cuando las eclosiones son de insectos pequeños como los mosquitos o Quironómidos, sobre todo en tramos de aguas semiparadas, lugares cercanos a cañaverales o cubiertos de vejetación.
Son eclosiones generalmente más copiosas, aunque menos prolongadas en el tiempo que las de los insectos más grandes. Las ninfas de estos mosquitos eclosionan siempre con la cabeza hacia arriba y haciendo movimientos bruscos con sus cuerpos hasta llegar a la superficie, sólo Una vez finalizada la eclosión, el festín termina, luego otra vez el río parece muerto.

3d. Mira la superficie del agua, ¿que ves? Seguramente muchas cosas o nada, decide con tranquilidad. Los que llevamos muchos años pescando estos escenarios, tenemos en ocasiones tantas dudas como los que comienzan.
Desearía en este aspecto poder ayudarte, poder ofrecerte una lista de al menos media docena de patrones de moscas que te garantizaran tener éxito con estas truchas, pero eso simplemente no es factible, cada río es único, las moscas y las técnicas que funcionan en un río, pueden no ser tan efectivas en otro.
Lo mejor es tomar nota de los insectos que polulan por los ríos que frecuentas. Observa y deja que broten ideas de tu imaginación, cree en lo que haces, en el río encontrarás el mejor laboratorio para confeccionar tus moscas y probarlas con total libertad.

Si alguna vez pescas este río, ten en cuenta que estas truchas tienen especial tendencia a comer insectos en estado de emergencia, insectos que no han superado la película superficial del agua o que habiéndola superado, todavía no se han desprendido en su totalidad de la exhuvia o envoltorio ninfal. En esta fase de emergencia es cuando el insecto se muestra más vulnerable, porque o bien no han podido romper la tensión superficial del agua o habiéndola superado, aún no puede volar. Precisamente por eso, las moscas emergentes bienen a cubrir la necesidad del pescador en ese crítico y difícil momento del insecto.

La superficie del agua en estos escenarios se comporta como una película, como una especie de lámina capaz de alargarse y al mismo tiempo ofrecer cierta resistencia. Debido a la elevada tensión de la superficie en estas tabladas de aguas frías, algunos insectos pueden estar sobre ella sin sumergirse, incluso hay animales que corren sobre ella.
No es pues de extrañar, que los insectos acuáticos, especialmente los Dípteros encuentren muchas dificultades para romper esa barrera de moléculas fuertemente cohesionadas, tanto más cuanto más fría este el agua, y la temperatura del agua en los ríos regulados, especialmente en el Esla es muy baja en verano.

Las eclosiones de estos pequeños insectos son lentas debido a su poco peso, y cuando llegan arriba encuentran muchas dificultades para romper la película superficial del agua, entonces empiezan a desprenderse de su saco pupal, sacando primero su cabeza y las patas delanteras, con las que se ayudan para zafarse de su característica exhuvia rayada. Esto les supone un gran esfuerzo y les obliga a permanecer por largo rato encima de la superficie o en deriva.

Desde el inicio de la eclosión hasta su vuelo, los Dípteros se muestran muy vulnerables, momento que aprovechan las truchas y otros predadores para deleitarse con tan exquisito bocado.

La idea de una mosca mágica es tan antigua como la pesca con mosca. 

4. La Observación: todos alguna vez hemos pasado por esos delirantes momentos en los que una trucha no hace caso de una mosca seca que la presentamos, y la ponemos otra, y otra y otra seca, quizás lo único que estamos haciendo es molestarla, ya que aunque creamos que está comiendo arriba, realmente no es así. Comer arriba es ver desaparecer el insecto que deriva por la corriente. Por eso, la observación de los movimientos que las truchas hacen para atrapar insectos y los diferentes boqueos es determinante en estos escenarios, por lo menos para tener un punto de referencia fiable.

5. Montaje de una emergente : cuanta razón llevaba Malford cuando decía que lo menos parecido a una mosca natural es la imitación artificial que nosotros montamos. Y quien puede dudar que esta afirmación no se mantiene hoy en día, incluso a pesar en los avances en materiales y nuevas técnicas.

La constante búsqueda de la mosca perfecta, ha traído a la mesa de los montadores una amplia oferta de materiales e ideas tendentes a imitar insectos lo más parecidos a los naturales. El pescador de mosca se encuentra a menudo indefenso ante cebadas llenas de incógnitas y concentra toda su pericia en presentar de forma perfecta su mosca, evitando en todo momento el dragado de la misma.

La trucha aveces sube convencida a por la mosca, pero nota algo raro y la desprecia. Esto unido a la merma de eclosiones que en el pasado eran tan abundantes y frecuentes, nos lleva a la conclusión de que la forma de comer de las truchas en estos escenarios ha cambiado, y esto ha calado entre los pescadores con mosca que han desarrollado otro concepto de la pesca, en que las imitaciones de emergentes han adquirido un protagonismo absoluto.

Sin entrar a valorar la capacidad de imaginación que cada uno tiene para imitar insectos en cualquiera de sus fases, el pescador debe tener en cuenta cuando se dispone a montar una emergente, varios aspectos encaminados a imitar una fase muy fugaz del insecto. Tendrá que tener en cuenta la capacidad de absorción de los materiales, el aspecto que ofrecerá cuando esté en el agua, así como la testura en consonancia con los insectos naturales. También tendrá que tener en cuenta que las ninfas emergentes a imitar están vivas, y los factores que esto implica, como los movimientos al emerger de los diferentes insectos acuáticos, que son prácticamente imposibles de conocer por el pescador, y menos de representar en sus artificiales.

También la traslucidez de los cuerpos es otra pieza del rompecabezas del montaje. El como la luz atraviesa un cuerpo natural, es algo que hasta hoy no se ha podido representar en una artificial, entre otras razones porque el anzuelo está siempre en el interior del cuerpo de la artificial, incluso en montajes de cuerpos separados.

Cuando lo que pretendemos es imitar emergentes para usarlas en la misma película superficial del agua, justo en los momentos previos a la eclosión, se hace aún más difícil su correcta imitación, pues al estar tan próxima al menisco, es cuando se pone más de manifiesto la traslucidez de los cuerpos de las ninfas emergentes, debido al efecto de la luz solar, que hace de estos insectos, su casi total transparencia. Por eso, lo único que podemos hacer al montar nuestras emergentes, es crear ilusiones ópticas incorporando algunos elementos al montaje para intentar engañar a estas truchas, como es la exhuvia, el saco alar o"chepa", etcétera.

5a. Los tonos: en gran medida, la supervivencia de los insectos acuáticos depende del mimetismo, del parecido con el medio donde viven. Por eso, la mayoría tienen tonos que pueden ir desde los olivas o grises oscuros, pasando por colores más cálidos como el tabaco o el beige marrón, colores que no abandonarán hasta que se desprendan de la camisa o envoltorio ninfal. Por eso los subimagos, todavía vulnerables tras el primer vuelo, carecen de brillos llamativos, y sus colores son tenuos y apagados, con el fin de pasar lo más desapercibidos posible en su primera aparición fuera del agua.

5b. La silueta: los cuerpos rechonchos, collares abultados o cercos repletos de fibras de pluma o pelos, son malos consejeros para el montaje de estas artificiales. Por el contrario, cuerpos finos, lo más traslúcidos posibles, trabajados con sedas extrafinas, con poco volumen, delicados y blandos, nos darán como resultado emergentes más sutiles, casi con vida propia, más parecidos a los naturales y por tanto preparados para engañar estas grandes truchas, que es en definitiva de lo que se trata.

De lo que no cabe ninguna duda, es de que el montaje de emergentes ha derivado en la creación de moscas de conjunto, precisamente porque ese momento de emergencia es mucho más subjetivo, más fugaz en el tiempo, y es más difícil de observar como puede ser un subimago. Ese es el motivo por lo que la variedad de emergentes artificiales se ha disparado, de tal manera que cada pescador dispone de emergentes diferentes a las de cualquier otro pescador, incluso aunque los materiales sean los mismos. Las imitaciones tienen siempre ese toque personal de cada uno.

Tablada del Esla, donde las truchas se sienten seguras. 

6. El lance : una vez que estas en posición de lanzar la mosca, cuanto menos manipules los aparejos mejor. Se que aveces es tentador dar un paso o dos para obtener un ángulo diferente para el siguiente lanzamiento, pero ten en cuenta que la línea lateral de la trucha ( órgano sensorial), la permite detectar incluso el menor movimiento bajo el agua, muy especialmente en tabladas de aguas someras. Por lo tanto, una vez que estés cerca de la trucha, haz que cada paso cuente, ya que el siguiente paso podría ser el que envíe esa trucha trofeo a su refugio.

6a. Cuida tu primer lance. La imitación incorrecta raramente ahuyenta a la trucha, un mal lance, si. Decía Marriat, 《... el gran secreto para hacer subir una trucha a la mosca consiste en combinar la ligereza y la precisión en nuestro primer lance 》. Prueba a lanzar como si fuera el lance definitivo, evita en lo posible los falsos lances, y sobre todo el dragado de la mosca, alarga si es necesario el bajo de línea, o el terminal. También es importante a considerar el tipo de lanzamiento.

Un lanzamiento estándar o normal, implica una cantidad significativa de movimientos, tanto sobre el agua como por encima de nosotros, con el consiguiente riesgo de espantar a las truchas cautelosas. Los lances rodados son una buena solución para reducir la cantidad de movimientos de la caña durante el lanzamiento, yo los uso habitualmente, también empleo a menudo el lance de curva o curvado cuando las circunstancias lo requieren, por ejemplo en situaciones complicadas de presentación de la artificial, antes de que el bajo de línea o la propia línea entren en el campo de visión de la trucha.

6b. Las truchas en general, y en particular las grandes y viejas, son en ocasiones conscientes de nuestra presencia, saben que intentamos engañarlas con alguna mosca falsa, estas truchas conocen perfectamente las intenciones del pescador y han aprendido de anteriores experiencias, que tienen memoria y saben el estrés que produce un anzuelo clavado en el morro.

Estas truchas denominadas comúnmente "truchas del turista", siguen cebándose como si tal cosa en nuestra presencia, se hacen las "suecas". Hay pescadores que ignorando el comportamiento de estas truchas, o por ser la primera vez que pescan el tramo, se pasan horas cambiando de mosca, pensando tal vez acertar en algún momento con la mosca adecuada. Ten cuidado con estas truchas, no menosprecies su inteligencia. Algunas, a base de tanto " catch and release " han aprendido latín.

6c. Otro aspecto a tener en cuenta cuando se pescan estos escenarios, es que las truchas a menudo, para tomar un insecto que deriva por la superficie del agua, se eleva al tiempo que se deja retroceder por la corriente. Teniendo en cuenta este detalle, entre más agua traiga el río, más fuerte es la corriente, y por consiguiente más largo será el retroceso de la trucha para tomar la mosca. Después de tomar el insecto, la trucha nadará de vuelta a su posición original, osea, a su postura inicial.

Este comportamiento se manifiesta especialmente en tablas de aguas lisas y profundas con fuertes corrientes, por lo que nuestra mosca debería posarse más adelante de lo abitual, para que la trucha vea la mosca venir.
Si posamos la mosca justo donde se formó el aro de la cebada o un poco por delante, lo más probable es que la trucha no vea la mosca al posarse esta fuera de su campo de visión, osea, por detrás de la trucha. Esta forma de alimentarse no se da en todas las situaciones, pero es lo suficientemente común como para tenerlo en cuenta.

No todo son tabladas, también hay otras posturas no menos interesantes. 

7. La mosca : las truchas grandes no son tan selectivas si tienen ganas de comer y se ceban regularmente. Pon la mosca que te de más confianza y observa como reacciona, te dará pistas. Si no se interesa por tu mosca, cambia de mosca y de modelo. Si sube a por la mosca y la rechaza, estás muy cerca de acertar con la mosca adecuada. Si la clavas ligeramente por el morro y se suelta, o en alguna otra parte del cuerpo, seguramente hayas acertado con la mosca y el modelo, pero no con el tamaño, cambia a uno más pequeño, generalmente esa es la mejor solución.

Si consigues que la trucha tome la mosca, eleva ligeramente la caña con un movimiento sutil, no tires nunca hacia atrás, lo único que conseguirás es sacar la mosca de la boca del pez, o en último caso solo conseguirás un deficiente clavado, que tendrá como consecuencia que la trucha se suelte antes de meterla en la sacadera. Aunque tardes una hora en el proceso, si consigues llevarla a la sacadera, habrá merecido la pena, si no, siempre te quedará el consuelo de saber que el cerebro más grande, a pesar de todo, es el tuyo.

Las posturas sombreadas en verano son buenas, tanto para seca como para ninfa. 

8. El camuflaje : las truchas siempre miran o casi siempre miran hacia arriba, ya sea para ver lo que arrastra la corriente o para detectar predadores en busca de comida, incluso cuando se dedican a rebuscar ninfas bajo de las piedras. A los humanos, especialmente a los pescadores, nos deben ver como enormes depredadores, y si una trucha te ve, no tardará mucho en desaparecer de tu vista.

Para hacer menos obvio tu presencia en el río, usa ropa de colores acordes al entorno donde te mueves, pero sin brillos, para ayudar que se mezclen con el cielo y el follaje de las orillas. Evita camisas de colores brillantes como el amarillo, naranja o rojo, en su lugar usa colores verdes opacos, marrones o grises. Las aves que frecuentan los ríos trucheros suelen tener un plumaje en estos colores, todo por una buena razón, pasar lo más desapercibido posible de los depredadores.

Una camisa de pescar de manga larga que aleje la humedad y ofrezca protección solar, de colores acordes al entorno, es una buena solución. La manga larga evita los efectos a corto plazo de las quemaduras solares, y a largo plazo cáncer de piel producido por los rayos del sol, además, una camisa de manga larga también ofrece protección contra los mosquitos.

Las polainas de cuello o buff de pesca, proporcionan a tu cuello la misma protección contra el sol y los insectos que una camisa para los brazos. No pases por alto esta pequeña prenda.

 Tablada del Esla con una buena población de grandes truchas.

Temo resultar pesado y termino. Para los que comienzan y gusten de estos escenarios, ahí tienen algunos consejos. A los pescadores experimentados para que refresquen su memoria. A los demás  pescadores, para que  dejen algún comentario ampliando estos modestos apuntes.